sábado, 10 de mayo de 2008

La revolución.



Me pregunto si habrá alguien que aún crea en la revolución, no como un pretexto para usar al Che Guevara en una camiseta y fumar mota. La revolución se volvió una marca. Ya a nadie le interesa el bienestar social y a todo mundo le da hueva pensar en ser organizador o artífice de un cambio histórico.
La poca gente que se organiza con machetes, lo hace para defender sus intereses, ya sean legítimos o no, sin embargo en el momento que cualquiera de esas manifestaciones revolucionarias se atreve a interrumpir el tránsito automovilístico de cualquier ciudad, en ese momento la revolución se vuelve un mitote y una muchedumbre odiosa que se debería desalojar.
Yo tuve una prima que fue guerrillera y puta en Guatemala. Cuando murió en un enfrentamiento armado, mis tías abuelas no quisieron ir por su cuerpo, ni que lo repatriaran no porque fuera puta, sino porque era guerrillera. Se les olvidó en ese momento que su propia abuela (mi tatarabuela) se fue de adelita con Pancho Villa, y seguramente también le calentó la cama algunas cuantas noches. Esa era la antigua relevancia que tenía el ser guerrillero, rebelde, idealista, y casi siempre rojo.
En fin, no se porque pensé todo esto el día de hoy. Será que mi camiseta del che me gusta mucho y no la encuentro. Así que me pondré la de Homero Simpson y asunto arreglado.

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